Las alas de una abeja

Cuando llegue a la Academia Maria Reina en séptimo grado, quedé profundamente confundida por nuestra mascota cómica: la abeja azul.

Nuestras escuelas vecinas tenían como representantes a poderosos depredadores: leones valientes, toros decididos y águilas atrevidas. Entonces, ¿por qué una academia tan famosa tiene a un pequeño insecto como su emblema? Te diré por qué.

Hace décadas, un físico suizo determinó que las abejas no deberían poder volar, ya que su cuerpo es muy grande para sus alas microscópicas. Desde entonces, esa idea ha sido desmantelada por la ciencia. Sin embargo, en aquel momento, la explicación para este acto que aparenta desafiar la gravedad, es que a las abejas simplemente no les importaba lo que las leyes humanas dicen que es posible. En María Reina, cargamos el peso constante de nuestros sueños y esperanzas: sacar una A en esa clase difícil, liderar nuestro club favorito o formar parte de uno de nuestros equipos. A menudo nos dicen que es demasiado, que somos muy pesadas para volar. Pero simplemente hemos mirado a la adversidad a los ojos y decidido volar.

Las abejas trabajan de forma constante, manteniendo su colmena a cualquier hora y cualquier día. Así como, en cualquier momento, encontrarás al menos una de las ochenta y dos niñas de la clase 2024, trabajando para cumplir sus metas. Ya sea quedándose despiertas hasta las tres de la mañana estudiando para una de aquellas semanas infernales. O despertándose a las tres de la mañana para ir a una práctica de natación. Descubrirás que la dedicación de mis compañeras no sigue un horario y no conoce un límite.

A pesar de sus poderosos aguijones, las abejas no son depredadoras. Más bien, son polinizadoras, y sin ellas, ningún ecosistema u organismo, podría sobrevivir. Las abejas no quitan la vida, sino que la crean. De igual manera, las chicas de María Reina son almas brillantes, que llenan su comunidad con su infinita creatividad. Desde las niñas que vierten sus sentimientos sobre un canvas, hasta las líderes que organizaron las actividades de nuestro año Senior; somos seres de creación, no destrucción.

Eso no quiere decir que no picamos. Cuando una abeja pica a su objetivo, muere: pierde la vida por una causa. Creo que picar no es una decisión fácil para una abeja y para nosotras tampoco. Las alumnas de Maria Reina además de ser nobles y sabias, son aguerridas. Sabemos dónde y cuándo picar. Si somos aplastadas, no dudaremos en dar todo lo que tenemos por nuestra causa... en convertir nuestras voces en los aguijones más filosos y luchar por nuestras creencias.

Además, las abejas nunca están realmente solas. Se dice que nunca debes lastimar a uno de estos insectos rayados, ya que diez más ocuparán su lugar en defensa de una hermana caída. Si una chica de María Reina está herida, todas resultamos heridas. Si una de nosotras es exitosa, compartimos su éxito. La Academia Maria Reina es una hermandad, nos mantenemos juntas mucho después de lanzar al aire nuestros birretes.

Pero en general, ¿por qué reconocemos a las abejas? Su miel. El liquido dulce y dorado que nunca expira. Las abejas pueden crear más de trescientas variaciones de este producto por el que tanto trabajan. En María Reina, nuestra miel se presenta en todas estas formas. Veo miel como las medallas y diplomas que se entregan en nuestra graduación. Como los cambios que hemos impartido sobre nuestra escuela. Y como los logros fuera de las paredes azules de nuestra colmena. Pero la miel más dulce que tenemos, no es visible al ojo humano. Es las personas que hemos cambiado, los corazones que hemos alcanzado, las lecciones que hemos aprendido y las amistades que hemos creado.

Al recordar mis seis años en la Academia Maria Reina, me doy cuenta que nuestra mascota es la representación perfecta de quienes somos. Hermanas resilientes, trabajadoras y que desafían las expectativas.

Mis compañeras abejas azules... ha llegado el momento de volar por nuestra cuenta muy pronto. No dejen que nadie les diga que sus sueños son demasiado grandes para sus alas frágiles, porque déjame decirte que esas alas son más fuertes de lo que parecen. Continúa difundiendo alegría como el mejor polen y deja que la creación y el cambio florezcan a tu paso. Sigue haciendo tu miel recordando que nuestras amistades y lecciones no sólo son nuestro mejor producto, pero que nunca expira. Vuela... continúa desafiando todas las expectativas. Tus hermanas te respaldarán durante todo el vuelo y nuestra colmena siempre estará ahí para darnos la bienvenida a casa.

- Lucía Hernández González, Clase 2024